Letras Sangrantes

jueves, 15 de noviembre de 2007

Rolando

Es curioso como me mira. No entiende nada de lo que hago en esa caja que para el resulta diabólica, pero bueno, me acompaña igual, en silencio, como lo ha hecho desde que tengo memoria. Es una de las primeras presencias masculinas que recuerdo y que he querido.
Su aura es especial: con mi papá siempre nos hemos preguntado porque la gente lo quiere y lo respeta tanto. La verdad es que su temple inspira tranquilidad y confianza. Mi abuela, cuando chica, siempre me asusto con que si era una niña muy mala, ni los perros me iban a querer. En su caso, el de mi abuelo, ha sido siempre al revés: todos los perros lo aman (el vincent se alegra con tan estar echado a su lado).
Siempre ha sido serio. Desde joven sus fotos no mostraban más que una cara rígida. Puras mentiras. Siempre ha sido un hombre amable y lo travieso nunca le faltó al momento de hacer rabiar a alguno de sus nietos (sobre todo a mi hermana, que siempre agarro papa con él).
es porfiado a rabiar (y después se quejan de que yo soy terca), pero muy obediente ante la imagen de mi madre. Cuando ella se lo pidió, el dejó de fumar, de un día para otro. No hay nadie más que logre ese efecto en él (menos sus nietas, que con un poco de cariño ablandan el corazón del viejo).
Cuando lo miro, siempre me pregunto como seré yo a su edad, en donde estaré después de que pase la mayoría de mi vida. Realmente me gustaría estar así, tranquila, con una mantita en mis piernas, con mi familia grande, cuidándome.
En su honor, esta canción, que el cataba siempre mientras hacia las cosas de la casa, y que de tanto escucharla, a mí se me quedo pegada, para siempre...

EN UN BOSQUE DE LA CHINA
En un bosque de la China
una china se perdió,
y como yo era un perdido,
nos encontramos los dos.

En un bosque de la China
una china se perdió,
y como yo era un perdido,
nos encontramos los dos.

II
Era de noche y la chinita...
tenia miedo, miedo le daba
de andar solita...
Anduvo un poco. . .
y se sentó.
Como la china, como la china,
me senté yo. . .

III
Y yo a que si... y ella a que no...
Y yo a que si... y ella a que no...
Y al cabo fuimos.. . y al cabo fuimos...
y al cabo fuimos... de una opinión.

I bis

Bajo el cielo de la China
la chinita suspiró.
Y la luna en ese instante,
indiscreta la besó.

Bajo el cielo de la China
la chinita suspiró.
Y la luna en ese instante,
indiscreta la besó.

Despues no vi lo que pasó;
la oscuridad me lo impidió...
Y la chinita, y la chinita...
la chinita me lo contó.



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