Letras Sangrantes

domingo, 5 de abril de 2009

Querido Tata:

Son demaciados los sentimientos que me inundan al momento de pensar en dirigirte algunas palabras, pero es que debes comprenderme. Pasaron tantas cosas que nos unieron en la vida que no se por dónde comenzar.
Durante mis 23 años tu presencia siempre fue relevante y lo único que cambio fue tu porte: al comienzo tú me llevabas en brazos para calmar mi maña, al final tú te apoyabas en mí para caminar con tus pasos lentos pero dignos.
Siempre recordaré tu imagen: un hombre moreno alto y delgado, de bigote, que siempre reflejó seriedad, mas no distancia.
Yo siempre me sentí segura bajo tu mirada. Con mi hermana jugabamos en la tierra y tu nos observabas; recorríamos la calle con nuestras bicicletas y tu estabas ahí; salíamos del colegio y tú nos estabas esperando, con la infinita paciencia que siempre te caracterizó.
Pero no sólo tú eras el que nos observaba. Aunque era pequeña, me dediqué siempre a buscarte y a mirarte. Cosas tan sencillas como cuando regabas el patio, cuando le preparabas la comida a tus perros, cuando para septiembre confeccionabas volantines que nosotras elevabamos...
Para tí, a pesar de que nuestra niñez se fue frente a tus ojos, nunca crecimos. Siempre hubo un pancito, un helado, una fruta para tus niñas.
Tu cariño fue inagotable, pero no sólo para nosotras, sino que para todas las personas que te rodearon. Es por esa razón que nos encontramos reunidos aquí por ti. Todo lo que entregaste en la vida dió frutos innumerables en nuestros corazones y por ello quisimos acompañarte hasta el final.
Fuiste un gran hombre, un excelente esposo, un gran padre y un incondicional abuelo.
El miedo a no tenerte en mi vida inundó siempre mi alma, y yo sé que a todos los que te amaron como yo también. De todas maneras, estamos contentos porque sabemos que estas al lado de Dios, al fin descansando.
Tu vida fue vivida con dignidad hasta el último suspiro, y quizás hasta con un poco de porfía, algo que espero con gran esperanza que me hayas logrado transmitir.
Por ti sabré cómo ser una buena mujer y espero seguir llenando de orgullo tu corazón, estés donde estés.
Hoy, finalmente, cantaré para ti:

"Desde que se fue
nunca más volvió
seguiré tus pasos
caminito adiós"

Chao tatita, nos vemos la próxima semana...

Etiquetas: