Letras Sangrantes

miércoles, 23 de enero de 2008

Llegada a Río Bueno.

Cuando llegabamos al lugar, ya era de día, casi mediodía. Pero esa razón, todos los que estaban más o menos despiertos, podían admirar el paisaje que se nos otorgaba de cerca. Todo era emocionatemente verde.

Puente sobre Río Bueno

Pero nuestro destino no era la ciudad de Río Bueno, sino que uno de los múltiples pueblitos que existen en esta comuna: Cruceros. En ese lugar hay un internado que nos acojió, a algunos de manera momentanea y a otros de forma definitiva. Almorzamos en ese lugar y luego, los grupos se separaron. Lamentablemente, la Nicol y yo no quedamos en el mismo lugar, pero por otra parte, logré conocer a mucha gente encantadora, algo que compenzó completamente la preocupación y la tristeza inicial de la separación.
El trayecto a Vivanco fue un poco más dificultoso: el camino era de tierra y mucho más cerca de la cordillera. La verdad es que, el colegio a dónde llegamos no era comparable al de Cruceros: habían mejores instalaciones, un comedor gigante, un gimnasio techado pero a la vez abrigado del frío, etc. Pero, todas las veces que me han preguntado, siempre he dicho que prefiero, mil veces, haber llegado a Vivanco...

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